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Zirauqui

Imagen entorno

DATOS INTRODUCTORIOS

La villa de Cirauqui-Zirauki es un municipio de 500 habitantes, llamados Ziraukarros/as, ubicado a 498 m. sobre el nivel del mar. El pueblo, perteneciente al partido Judicial y Merindad de Estella, está enclavado en Val de Mañeru, a 30 Km. de Pamplona – Irunea y a 15 Km. de Estella – Lizarra.

El pueblo limita al norte con Guesalaz y Guirguillano, al sur con Mendigorría, al este con Mañeru y al oeste con Villatuerta y Valle de Yerri.

La autovía A-12 Pamplona-Logroño es la vía principal de acceso al pueblo.

Zirauki siempre se ha sentido muy cercano a Valdizarbe. Forma parte de las distintas mancomunidades: basuras y servicios sociales, creadas con sede en Puente la Reina y que ofrecen servicios a los pueblos pequeños que no podrían dar de manera individual.

Desde marzo de 2006 Zirauki es la sede de la Agrupación de Servicios Administrativos Valdemañeru que agrupa a Zirauki, Mañeru, Artazu y Guirguillano. Esta entidad local nace con el fin de gestionar de manera eficiente la administración municipal de las cuatro localidades. A través del teléfono 012 los habitantes de estos pueblos pueden realizar de forma rápida y sencilla cualquier trámite administrativo.

El núcleo urbano, con importantes vestigios de las murallas y puertas medievales que a lo largo de los siglos ayudaron al pueblo a defenderse, se organiza entre cuestas y anillos circulares que confluyen en la Iglesia de San Román. Predominan las construcciones de sillarejo con ladrillo reservándose el sillar para las zonas más significativas de las fachadas y sólo las casas más señoriales tienen toda la fachada de piedra.

Sus más de 40 kilómetros cuadrados de extensión lo convierten en una localidad con importantes superficies dedicadas a la agricultura y pastizales.

Los modos de vida de sus habitantes son cada vez menos rurales y más urbanos. Durante muchos tiempo el cultivo agrario fue la actividad principal de sus habitantes pero en la actualidad son muchos los vecinos que se dedican a tareas profesionales relacionadas con la industria o sector servicios.

Se abandonaron casi todas las viñas viejas, pero se plantaron nuevas y junto con la modernización técnica de la bodega cooperativa San Cristóbal, la viticultura es una importante fuente de ingresos para el pueblo.

Varias asociaciones animan y enriquecen la vida cultural de la villa: Asociación de jubilados, Asociación de mujeres.... Asimismo, para animar las festividades, el pueblo cuenta con varios grupos y comparsas: una banda de música creada hace más de 20 años (“Txaranga Galzarra”), un grupo de auroros, una comparsa de gigantes y cabezudos con más de 25 años de historia, el grupo de rancheras “Los Gardatxos de Konketa” y el grupo de rock-punk “Sastraka”.

El pueblo cuenta con frontón, biblioteca, ludoteca, piscinas y salas municipales de usos múltiples, así como panadería, tienda de ultramarinos, farmacia, albergue y bares y restaurantes.

NATURALEZA

Los montes, defensas naturales del pueblo, son objeto de distintas excursiones. Monte Eskinza es uno de los más visitados. Aparte de la romería de mayo, muchos se animan a subir hasta él a lo largo del año. Punto de encuentro de cazadores y montañeros se accede a él a pie, en bici o en moto, en una subida de 6,5 kilómetros y sin grandes dificultades. Desde su cima, con una altitud de 741 metros, se observan unas magníficas vistas de gran parte de la Merindad de Estella.

La subida a Axixuri, altos de Guirguillano, lleva al paseante por uno de los paisajes más hermosos de Zirauki. Se encuentra al norte del término municipal, y a través del barranco de Iguste, y dejando a un lado el "Pocico Iturrizar", se sigue por la antigua calzada romana y en, aproximadamente una hora se llega al alto.

En su coto de caza, que abarca una parte importante del término, se encuentran muchas especies que hacen las delicias de los cazadores. Cuando la temporada se abre son muchos los que todos los domingos salen al campo para disfrutar de su afición.

HISTORIA

Debido a su emplazamiento Zirauki se eligió desde épocas tempranas como lugar de asentamiento. La historia de Zirauki va unida a la romanización, el Camino de Santiago, el condado de Lerín y las guerras carlistas.

Igual que toda la comarca, se encuentra profundamente romanizado desde los primeros tiempos de nuestra era como lo demuestra el puente medieval, conocido en el pueblo como el "puente caído", el tramo de calzada conservado y los abundantes restos de cerámica encontrados en los alrededores del despoblado de Urbe.

En la época medieval Zirauki fue un lugar muy transitado. Con el auge de las peregrinaciones existió un Hospedaje o Antiguo Hospital para atender a los transeúntes. Y no decayó a pesar de disminuir el número de peregrinos.

En 1425 forma parte del Condado de Lerín. Carlos III el Noble creó el Condado de Lerín para su hija Juana, al casar con Luis de Beaumont, dotándolo inicialmente con las pechas, derechos y jurisdicción mediana y baja de los lugares de Lerín, Eslava, Sada, Sesma y Zirauki, a los que posteriormente se agregaron otros.

Brianda de Beaumont, quinta condesa de Lerín, casó en 1564 con Diego de Toledo, uniendo luego a los títulos de Conde de Lerín y Condestable de Navarra el de Duque de Alba. La pertenencia de Zirauki al Condado hizo del pueblo un enclave administrativo peculiar en la comarca. Los vecinos labradores pagaban anualmente al Señor unas pechas en grano. El Condestable ejercía la jurisdicción civil y criminal por medio de unos empleados: un alcalde mayor residente en la capital del Estado de Lerín, un "alcalde y juez ordinario, puesto por el Ilustrísimo Señor Condestable de Navarra" (1570), también llamado "alcalde menor" y su teniente; un merino y su lugarteniente, y un alguacil del Condado.

Zirauki tenía su propia cárcel, en la que eran encerrados los delincuentes por mandato de la Corte Mayor o por el alcalde local. En otros casos los reos eran llevados presos a Lerín y puestos en las cárceles del Condado.

Los clérigos escapaban a la justicia civil del Conde y del Consejo Real. En casos de abusos o delitos, eran juzgados por el Tribunal Diocesano. Así ocurrió con Martín de Iriarte, beneficiado de Santa Catalina. Por haber mucha gente en la guerra, el alcalde había prohibido el año 1639 correr toros el día de la Virgen de Agosto, como era costumbre. Iriarte no soportó la privación, soltó las sogas de las campanas de la iglesia y fue a ensogar un toro, golpeando con una horca de aventar a un jurado que trató de impedirlo. Al mismo tribunal correspondió juzgar a Miguel de Apostua, beneficiado de San Román, que se enfrentó a Pedro de Berrio, alguacil del Condado, quebrándole la vara, rasgándole el vestido y abofeteándole.

Además de los notarios y comisarios forasteros enviados por el Consejo y la Corte Real o el Conde, trabajaban en Zirauki algunos escribanos hijos de la villa y euskaldunes. De esta época se conservan los protocolos de Pedro Lezáun (1606-1646), Juan Urabain (1630-1663) y Miguel de Elso (1634-1666).

El poder del Condestable y del alcalde mayor de Lerín, su delegado en Navarra, se extendía al ámbito eclesiástico. Aunque la provisión del cargo de abad de Santa Catalina correspondía a los vecinos parroquianos, el voto decisorio era el del Conde, como en 1561. El prior del cabildo catedralicio de Pamplona nombraba vicario para San Román al presentado por los vecinos, pero quien decidía a veces era el Señor de la villa. En 1620, al vacar la vicaría, aspiraron a ella Juan de Munárriz y Miguel de Echala. Los parroquianos dieron sus votos al primero, pero fue nombrado Echala, propuesto por el Duque de Alba (1620).

Los rectores de las dos iglesias y los beneficiados del cabildo eclesiástico solían ser naturales del lugar, conocedores del idioma de sus paisanos y de sus costumbres, salvo excepciones como la de Miguel Hurtado, de Salinas de Monreal, que en 1614 renunció a la vicaría de Santa Catalina para servir la parroquia de Olóriz (Orba).

Para ejercer el cargo de maestro de escuela de niños tenían preferencia en estos tiempos los clérigos de la localidad.

Viajaremos años más tarde en la historia de Zirauki para encontrarnos con uno de los personajes más famosos y peculiares de Zirauki fue Tirso Lacalle, "el cojo de Zirauki ". Guerrillero liberal que luchó contra los carlistas en la tercera guerra carlista entre 1872 y 1876 y sus aventuras fueron conocidas en toda Navarra. Protagonista de uno de los episodios más tristes de la historia del pueblo

Al producirse los primeros levantamientos carlistas en 1872 para defenderlo se destacó una pequeña guarnición de carabineros entre los que se encontraba Tirso. Fortificaron la iglesia y según cuentan el agua que necesitaban para la obra se la hacían cargar a las mujeres del pueblo mofándose de ellas. Cuando los carlistas tomaron el municipio las mujeres amotinaron al pueblo que asesinó a 38 prisioneros.

ARTE

La Iglesia fortaleza de San Román, principal templo de Zirauki, es un potente bloque de piedra de origen medieval, fechado hacia 1200, ampliado y remodelado en los siglos XVI y XVII. Su portada compuesta de un gran arco apuntado presenta el arco de ingreso lobulado por arquillos de herradura de influjo musulmán.

Arquivoltas cubiertas de rica decoración geométrica y vegetal de tipo cisterciense, capiteles con decoración figurativa, cabezas humanas con toscas facciones, leones y grifos enfrentados, todo este rico repertorio decorativo culmina con el crismón colocado en la clave del arco de ingreso. Los temas geométricos y vegetales presentan una mayor corrección que los figurados y populares realizados de manera más vulgar. Esta interesante portada ofrece conexión con la de Puente la Reina y la de Estella, posiblemente del mismo autor y es un ejemplo muy representativo de esta etapa histórica de transición en Navarra, donde se fusionan los caracteres musulmanes, románicos y cistercienses con un rico repertorio de temas ornamentales.

Dentro de la iglesia se custodian tres retablos del siglo XVIII del barroco churrigueresco y una hermosa cruz procesional de plata ejecutada en estilo renacimiento avanzado del siglo XVI.

También de origen medieval es la iglesia de Santa Catalina de Alejandría. Templo que se utiliza muy pocas veces al año. Tiene conexiones con la de San Román en la decoración exterior, aunque toda ella se encuentra dentro de los esquemas del románico rural navarro, con una decoración más tosca y de menor riqueza.

Al frente de la iglesia parroquial de Santa Catalina había un abad, cuya designación correspondía a los parroquianos. Era abad de San Román el Canónigo prior de la catedral de Pamplona, que percibía la mitad de los diezmos y nombraba vicario al clérigo presentado por los parroquianos. Un cabildo eclesiástico de beneficiados atendía el culto en las iglesias.

No lejos de la villa hubo dos pueblos. El de “Aniz”, un despoblado desde antes de 1537 y que en la actualidad ofrece un agradable entorno para el paseo y el descanso. Aniz conserva su ermita (Santa María del siglo XIII) totalmente restaurada y que hasta 1650 fue cuidada por el ermitaño Martín de Arguiñano.

El otro poblado al que nos referíamos es “Urbe” en el cual perduran las ruinas del templo románico de San Miguel de Urbe. En este despoblado se han encontrado abundantes restos de vasijas de cerámica. De la antigua iglesia sólo permanecen parte de los muros y ábside.

También se han encontrado restos prehistóricos dentro del amplio término de Zirauki.

Podemos destacar el dolmen de Aizibita descubierto en 1991 por Jesús Aramendía. Uno de los dólmenes más interesantes de los últimos años encontrados en Navarra. Durante 1994 y 1995 la historiadora María Amor Beguiristain realizó sendas campañas de recogida y estudio de los restos encontrados en este megalito. En él halló como pieza original, a pesar del expolio que ha sufrido, un cráneo eneolítico con trepanaciones del que está por determinar su origen traumático o quirúrgico.

En la actualidad hay que citar al pintor realista Antonio Laita, vecino de la localidad.

FIESTAS

El carácter festivo de los ziraukarros se manifiesta a lo largo del año en diferentes fechas.

Las fiestas principales se celebran del 13 al 19 de septiembre en honor a la Exaltación de la Santa Cruz. Siete días de música y alegría para que todos disfruten al máximo. El festejo más importante es el concurso de disfraces, que en el año 2010 cumplió su 40º edición.

A primeros de mayo se celebran las fiestas pequeñas. La romería a la Ermita de San Cristóbal, situada en el monte Eskinza, reúne a ziraukarros y forasteros alrededor de un buen fuego y magníficos calderetes.

A estos dos momentos festivos habría que añadirle el “día de la Juventud” y la fiesta que se organiza en la plaza en Nochevieja.

TRADICIONES

A lo largo del año pequeñas fiestas locales, San Román, Santa Catalina, San Gregorio,etc, rompen la rutina del pueblo. El víspera de San Román y una semana después víspera de Santa Catalina, 17 y 24 de noviembre respectivamente, después de cantar la Salve en la iglesia, reunidos en torno a una gran hoguera se arrojan castañas desde los balcones y ventanas de la casa parroquial. Acontecimiento amenizado por la txaranga Galzarra en el que al grito de ¡castañas, castañas! se espera recoger alguna sin recibir ningún castañazo.

El día 4 de febrero, víspera de Santa Águeda, un coro compuesto de niños, jóvenes y mayores, salen al atardecer cantando canciones en euskera en recuerdo de la santa, provistos, tal como manda la tradición, de varas para llevar el compás golpeando el suelo; y txapelas para ser tiradas al aire una vez finalizadas las canciones.

Asimismo, se prepara con gran ilusión, estos últimos años, por la Juventud de Zirauki, el Olentzero, que una vez caída la tarde del 24 de diciembre, viene desde el monte de Iguste, trayendo regalos para todos los pequeños y no tan pequeños.

IDIOMA

Su importancia en la Edad media como lugar transitado trajo una latinización y romanización de Zirauki y su entorno. Pero es necesario distinguir entre una romanización material y social y otra lingüística, adoptada solamente por quienes fundaron ricas casas, etc. Pero el habla de la población rural seguía siendo el euskera.

Así se han mantenido los nombres de la mayoría de los términos del municipio en euskera y en la actualidad con la distinta oferta de modelos educativos la mayoría de los niños aprenden este idioma

GASTRONOMÍA

Dentro de la ruta del vino Cirauqui es parada obligatoria. Su rosado, catalogado como uno de los mejores de Navarra, se encuentra en las cartas de muchos restaurantes y con la venta a granel en la misma bodega se logra llegar a un importante nicho de mercado en Navarra y buena parte de Guipúzcoa

Pedro Iturgaiz en su bodega Iturdaki elabora un vino tinto de manera artesanal para conseguir aquellos caldos que bebían nuestros abuelos

LEYENDAS

El Camino de Santiago ha marcado la historia y el arte del pueblo y también es el que ha traído las leyendas más curiosas. Según relata el Códice Calixtino, escrito por el monje cluniacense Aymeric Picaud primer peregrino que describió esta ruta, en Zirauki, donde el puente del Molino, los lugareños aprovechaban para saquear a los peregrinos incautos que se acompañaban de caballerías

GORRITXO

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