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Zirauki Lugares y toponimos,

15 de Enero de 2020

Primera Parte

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Zirauki, de rincones escondidos y topónimos no tan escondidos.
Debo reconocer que “tenía pecado”. En 2019 todavía no había visitado el dolmen de Aizibita ni tampoco el de Txarakadia. Afortunadamente en los dos últimos meses he rectificado y los he visitado y conocido los dos. ¡Rectificar es de sabios!
Un soleado sábado del mes de noviembre mientras varias cuadrillas se dedicaban a recoger la oliva, me dirigí al dolmen de Aizibita. Para llegar elegí el camino de Santiago y así cruzar el puente que siempre hemos conocido como “Redondoba o Rodondoba”, nombre difícil de entender. Afortunadamente, desde la construcción de la autovía un cartel señala la denominación oficial “Dorrondoa” “junto a la torre” del vasco dorre “torre” y ondo “junto a”. Ahora se entiende mucho mejor: es fácil pensar que hace años junto al puente hubiera una torre, tal vez para cobrar impuestos a los que usaban ese puente cuando caminaban a Santiago.
El primer documento que contiene topónimos de Zirauki es un pergamino del fondo de Irache del Archivo General de Navarra, es del año 1283 y es memorial de los heredamientos de los pecheros de Çirauqui que fueron de dona Theresa de Lerat, que son agora del monasterio de Sancta Maria de Irach. En ese documento se recogen los topónimos Dorrondea, Dorrondoa y Dorrondoya. Los 700 años que han pasado desde entonces llevaron a que los ciraucarros, desconociendo la lengua y el significado del término, lo pronunciaran como Redondoba, ¿ahora que ya lo entendemos, normalizaremos el uso de Dorrondoa?
Siguiendo nuestra excursión y después de pelearnos sufridamente con la vegetación que dificulta y casi impide avanzar conseguimos llegar al dolmen de Aizibita que merece el esfuerzo realizado que tampoco es excesivo. El dolmen fue descubierto por Jesús Aramendia en 1991 y profusamente estudiado por un equipo liderado por Mª Amor Beguiristain.
Uno de los expertos que participó en los estudios del dolmen y de los restos humanos encontrados fue Paco Etxeberria, el forense más mediático de España conocido por su participación, entre otros, en los casos de José Bretón, Lasa y Zabala, Salvador Allende, Pablo Neruda, en la excavación de numerosas fosas y en la exploración de simas. (El 6/8/2016, dentro del Programa impulsado por el Gobierno de Navarra sobre desaparecidos y fusilados de la Guerra Civil, tuve la suerte de acompañar a Paco Etxeberria a la sima de Izeurgi en Erro para que estudiara los restos humanos que espeleólogos compañeros nuestros habían encontrado en la sima. Pero esa es otra historia.)
“Aizibita, Icibita, Cibita o mejor, Aitzibita” son los topónimos que la doctora Beguiristain escribe en sus publicaciones. Aitzibita sería la forma que mejor se adapta a la gramática vasca pero la denominación oficial es Aizibita. En el documento de Iratxe antes referenciado se escribe Ayçiuita. El significado siguiendo a Mikel Belasko apunta hacia Haitz “peña” o Haize “viento”. Como en Zirauki tradicionalmente se ha hablado de “las peñas de Izibita”, yo me inclino por pensar que el nombre viene de peña “Haitz”.
Los topónimos menores de Zirauki son oficiales por Decreto Foral del Gobierno de Navarra de 15 de julio de 1994. En ese decreto se aprueban las denominaciones oficiales de los términos de Zirauki. En concreto, los topónimos oficiales y sus variantes ascienden a 882. Para su oficialización se siguen los criterios establecidos por la Comisión de nombres geográficos de las Naciones Unidas que marca que los topónimos serán oficiales según la gramática de la lengua del topónimo.
De esta manera los topónimos de origen vasco, como Iturtxuria o Leorlatz, se oficializan según la gramática vasca, y los de origen castellano, como el Regacho de Malapasada, según la gramática española. Es por ello por lo que los topónimos menores como Aizibita, Eskinza, Dorrondoa solo tienen una única forma oficial. Con los topónimos mayores como Cirauqui/Zirauki que son competencia de los ayuntamientos no se siguen los criterios de las Naciones Unidas y en varios casos se oficializan dos formas que se pronuncian exactamente igual. Si se siguieran esos criterios, internacionalmente aceptados, únicamente sería oficial la denominación Zirauki.
La visita al dolmen es una corta excursión que merece la pena para quien, como yo, desconoce casi todo sobre arqueología, pero la lectura de los distintos materiales publicados te abre las puertas a un mundo nuevo por descubrir. Te permite entender las fechas en las que el dolmen fue utilizado, el número de individuos encontrados: huesos, dientes…, sorprenderte con los casos de artrosis o las caries…, ver como analizan un cráneo para concluir que el individuo sufrió una lesión craneal fruto de una agresión con un hacha de piedra pulimentada de la que debió quedar cuando menos ciego del ojo derecho, pero contra todo pronostico sobrevivió a dicha agresión. ¡Sorprendente!!!
Mª Amor Beguiristain es quien ha realizado mayor numero de publicaciones sobre el dolmen, su población, patologías, edades, puntas de flecha y acondicionamiento del espacio interior. La mayoría de esas publicaciones están fácilmente disponibles en internet. Si no las encuentras, solo me las tienes que pedir. Gran trabajo el de Mª Amor y su equipo!
Y el próximo día seguimos con el dolmen de Txarakadia y sus topónimos.
Xabier Azanza



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